Tuve un sueño, en el que permaneciamos juntos.
En el que solo estabamos tú y yo, me era difícil
respirar. Pero tu te convertías en mi aire vital.
En el, nuestra historia no iba a terminar.
Tu mirada tan penetrante como el sol en mi piel y transparente como solo
el agua podía ser.
Quería explicarte todo lo que sentía y guardaba por ti, pero hecho simple de tenerte allí, de sentirte tan mío, tan parte
de mi ser, hizo que las palabras sobraran, y no pude explicar mi sentir.
Tus manos, volaban sobre mi piel,
acariciando mi pelo. Tu boca me besaba con ardor, deslizandose por mi cuerpo. Y al besar tus
labios, el tiempo se detuvo allí. Fue tan real todo lo que sentí, que ahora sólo deseo volver a
dormir; para que te hagas presente, para que vuelvas a mí.
Sabes
amor, que cada día la distancia se hace más amarga e insoportable,
porque mis manos te anhelan un poco más y mi cuerpo añora la presencia
de tu cuerpo, aunque jamás la he tenido físicamente, pero de tantas que
si he gozado de tu compañía espiritual, siento que no estás en donde
estás, sino que estás conmigo.
Espero que el tiempo corra ráudo y veloz para que esta
agonía, que me parece infinita, termine para los dos y se realize el
sueño dorado de tu amor y mi amor.